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Acerca de

pecados íntimos

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Estados Unidos, 2006

Título original: Little Children

Dirigida por: Todd Field

Producida por: Todd Field, Albert Berger y Rom Yerxa

Guión: Todd Field y Tom Perrota (adaptado del libro de Perrota del mismo nombre)

Reparto: Kate Winslet, Jennifer Connelly, Patrick Wilson, Jackie Earle Haley, Noah Emmerich, Gregg Edelman, Phyllis Somerville

​Música: Thomas Newman

Duración: 137 minutos

Una sátira melodramática de la libertad en el mundo moderno

Por Ricardo P Nunes

    Algo desgarbada y bien entrada en la treintena, Sarah (Kate Winslet) encarnaría el típico modelo balzaciano si aún le faltaran alternativas frente a ese desafortunado decoro. Sarah, sin embargo, pasa por la rutina de este molde de una manera tan distraída que ni siquiera se da cuenta cuando empieza a salirse de él. Compañeros fugaces de los paseos dominicales con los niños la retan a entrevistar al codiciado y tímido guapo que de vez en cuando se presenta en el patio del barrio con su pequeño hijo. Sarah, con ese respetable nombre de matrona bíblica, se somete a la broma con indiferencia, sin siquiera sospechar que se trataba de un farol, más por el dinero de la apuesta falsa o para cabrear a sus contrincantes, pero sobre todo porque confía en la incapacidad. a de su propia apatía donde su descaro podría pasar como torpe con extraños. Una desenvoltura bien hecha, por cierto, es lo que da robustez y ligereza al guión de Pecados Íntimos (EUA, 2006).

 

 

 

 

 

 

 

   No son nuevos ni el tema ni su planteamiento, el drama psicológico de la vida urbana contemporánea, sino la delicadeza con que el guión teje los hilos de la trama que ilustran ellos, hacerpecados íntimos(del director Todd Field) un precioso ejemplo del género. Apela a la narración de fondo, es cierto, pero sus personajes no dejan de actuar por sí mismos. La omnipresente atmósfera pueblerina, en la que todos parecen íntimamente entrelazados, refuerza la tensión de sus disonancias. Hay un maníaco sexual suelto, un matón ex policía del equipo de rugby, padres ciegamente protectores de niños mayores, tutela de la generación que no "creció" (quizás no es por nada que el libro en el que se el guión se basó se llamaNiños pequeños,de Tom Perrotta), la esposa emancipada pero ausente, un marido adicto a la pornografía y la depresión latente bajo el débil mantenimiento de las apariencias. Uniendo los hilos de esta tormentosa ciranda, el amor furtivo pero ferviente de la pareja de amantes, que se sienten capaces de alegar la culpa de su indecencia frente a la hipócrita desdicha de aquel medio.

   

 

    En el incipiente mundo de los aspirantes a una carrera en teatro o cine, la frase de que un gran actor no es el que puede llorar, sino el que puede contener las lágrimas. En el papel de la apática Sarah, que raya en la astucia o el cinismo, el talento de Kate Winslet demuestra que la fuerza de expresión también resulta de la contención y la frialdad. La rutina paralela que enmarca el largometraje incluye pequeñas alusiones a la doctrina freudiana de la libido, las pulsiones reprimidas y la debilidad que delata el despliegue de virilidad; y en el club de lectura de damas que Sarah se une al libro que se debate esseñora bovary. Pero el punto principal de su argumento radica en los hechos concretos, e incluso violentos, que se articulan en la trama. No es que consiga ser totalmente imparcial, pero prefiere sugerir a juzgar, y no impone ni usurpa la opinión del espectador.

   En el incipiente mundo de los aspirantes a una carrera en teatro o cine, la frase de que un gran actor no es el que puede llorar, sino el que puede aguantar devuelve las lágrimas. En el papel de la apática Sarah, que raya en la astucia o el cinismo, el talento de Kate Winslet demuestra que la fuerza de expresión también resulta de la moderación y la frialdad. La rutina paralela que enmarca el largometraje incluye pequeñas alusiones a la doctrina freudiana de la libido, las pulsiones reprimidas y la debilidad que delata el despliegue de virilidad; y en el club de lectura de damas Sarah se une al libro en debate es Madame Bovary. Pero el punto principal de su argumento radica en los hechos concretos, e incluso violentos, que se articulan en la trama. No es que consiga ser totalmente imparcial, pero prefiere sugerir a juzgar, y no impone ni usurpa la opinión del espectador.

   

 

 

 

   Pecados Íntimos nos retrotrae al Eros y la Civilización, a la angustia de Julie de Balzac, a las teorías sexuales de Wilhelm Reich, a la dicotomía entre feminismo y maternidad oa la oposición de que ejercemos el libre albedrío, pero evita estas pretensiones esquemáticas en nombre de un compromiso con una sutileza en la argumentación. Así, se hace más fácil perdonar cuando el debilitado villano se humaniza, el supuesto héroe lo iguala al simpatizar con su trayectoria para que la trama armonice antes del final. Retrata algo enfermizo con crudeza, pero busca consolarnos con cierta dosis paliativa frente a las caídas y tropiezos humanos, como la posibilidad de perdonar y ser perdonado, y, sobre todo, con la expiación ante la caída de los pecados, defectos y peculiaridades de los demás.

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Sarah (Winslet) y Brad (Patrick Wilson): las víctimas del libre albedrío

   Nem o tema nem sua abordagem são novos, o drama psicológico da vida citadina contemporânea, mas a delicadeza e a parcimônia com que o roteiro vai amealhando os fios da trama que os ilustram, tornam o filme do diretor Todd Field um precioso exemplar do gênero. Apela para o expediente da narração de fundo, é verdade, mas nem por isso seus personagens deixam de agir por si mesmos.

   A ubíqua atmosfera de cidade pequena, em que todos parecem intimamente entrelaçados, reforça a tensão de suas dissonâncias. Há um maníaco sexual à solta, um ex-policial valentão do time de rugby, pais cegamente protetores de filhos marmanjos, a tutela da geração que não “cresceu” (talvez não à toa o livro em que se baseou o roteiro se chame Little Children, de Tom Perrotta), a mulher emancipada mas ausente, um marido viciado em pornografia e, sobretudo, a depressão latente sob a débil manutenção das aparências. Unindo os fios dessa tormentosa ciranda, o furtivo mas fervoroso amor do casal de amantes, que sente poder alegar a culpa de sua indecência contra a hipócrita infelicidade desse meio.   

Perrotta y Field trabajando en el guión

     Todd Field pretendía hacer una película basada en la novelarevolucionario camino, de Richard Yates, pero no salió adelante. Luego buscó algo parecido al libro de Yates: frustración con una vida que no está a la altura de los sueños de la juventud. Al leer la novela de Tom Perrotta, en 2003, el director se topó con algo más de lo que buscaba, porquerevolucionario caminofue emocionalmente devastador, mientrasPequeño Niñoscombinó la sátira y el melodrama.

   No mundo iniciante dos pretendentes à carreira do teatro ou do cinema deve ser clássica a sentença de que um grande ator não é o que consegue chorar, mas o que consegue segurar o choro. No papel da apática Sarah, que beira o sonso ou o cinismo, o talento de Kate Winslet demonstra que a força de expressão também resulta da contenção e da frieza. Na rotina morna que emoldura o longa insinuam-se pequenas alusões à doutrina freudiana da libido, às pulsões reprimidas e à fraqueza que trai a ostentação de virilidade; e no clube de leitura de senhorinhas ao qual Sarah se junta por aqueles dias, o livro em debate é justamente Madame Bovary. Mas a linha condutora primordial do filme está nos fatos concretos, e às vezes violentos, que se articulam na trama. Não que imagens estejam imunes a parcialidades tendenciosas, mas seu argumento prefere sugerir a fazer julgamentos, e tampouco impõe ou usurpa a opinião do expectador.   

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Flaubert, diante do tribunal sensor: "Bovary c'est moi!"

   Pecados Íntimos nos remete à teoria de Herbert Marcuse em Eros e Civilização, às angústias da Julie de Balzac, às teorias venéreas de Wilhelm Reich, à dicotomia entre feminismo e maternidade ou à impugnação de que exercemos o livre arbítrio, mas foge dessas pretensões esquemáticas em nome do compromisso com a sutileza na argumentação. Assim, fica mais fácil de perdoar quando o vilão fragilizado se humaniza e o suposto herói se iguala a ele ao se compadecer de sua trajetória para que a trama se harmonize antes do fim. Retrata algo doentio com crueza, mas procura nos reconfortar com uma certa dose paliativa contra os tombos e tropeços humanos, como a possibilidade de perdoar e sermos perdoados, e, sobretudo, com a expiação dos pecados, taras e manias alheias.

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La polémica sociopsicología de Jordan Peterson: "el matrimonio no está destinado a traer felicidad a la pareja, sino seguridad y estabilidad a la descendencia”. Algo que la sociedad actual ha olvidado.

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