La tablilla esmeralda
Jorge Ben Jor, 1974
Ficha técnica
Dirección de producción: Paulinho Tapajós
Grabación TÉCNICA: Luigi Hoffer y Juan Moreira
Arreglos: Osmar Milito, Darcy de Paulo y Hugo Bellard
Portada: Aldo Luiz
Ficha técnica
Un récord de tres veces grande
Por: Ricardo P Nunes
En 1974, aunque tenía poco más de 30 años, Jorge Ben Jor ya era músico, digamos, bastante experimentado. Ese año, sin embargo, el cantante parecía estar atravesando su regreso a Saturn, y fue bajo esa afluencia que le comunicó al reticente sello su intención cultivada durante mucho tiempo de lanzar un disco “no comercial”. Fue el último obstáculo para la puesta en marcha de su undécimo disco de estudio, la mística A Tábua de Esmeralda.
Pocos artistas con una obra vasta como la de Jorge Ben Jor tuvieron tan temprano el privilegio de encapsular tan bien el potencial de su estado de ánimo en una sola obra. Tarik de Souza dijo una vez de Jorge Ben Jor que supo musicalizar un listín telefónico, cualidad a la que mucha gente se burla cuando exagera y habla más de lo que canta, pero que en A Tábua de Esmeralda encuentra su expresión más prolífico y encantador: entre tantas otras cosas espléndidas contenidas en sus doce pistas, transformando en sofisticada melodía pasajes enteros del texto atribuidos al antiguo y quizás legendario místico Hermes Trismegistus; para elogiar el regreso de los alquimistas medievales y detalles concretos en la vida de algunos de ellos, como el pañuelo de colores que lució Paracelso en O Homem da Gravata Florida y la rica novia de Nicolas Flamel en O Namorado da Viúva.
Jorge Ben Jor, el aura alquímica de la música
Se especula que Jorge Ben Jor tomó conocimiento de estos asuntos esotéricos en el seminario católico al que asistió durante dos años en su juventud, y quizás por eso aprovechó para hacer de su agradecimiento sincrético un tema de medio gospel en honor a su “hermano Jesucristo”, quién sabe, un recuerdo incrustado de su infancia cuando cantaba en el coro de la iglesia de Río Comprido. En Errare Humanun Est, Ben jor da a la falibilidad humana del antiguo proverbio latino el significado de vagar, vagar por el mundo y el espacio y su historia, cuando luego hace referencia a los dioses astronautas de Erich von Däniken. Además de su ya reconocido samba rock, el cantante también mezcla su estilo con una especie de blues, en la canción Cinco Minutos. En temas como Magnólia y Minha Teimosia uma Arma pra Te Conquistar, el cantante continúa con su gallardía caballeresca a la antigua cuando habla de sus musas, así como en Menina Mulher da Pele Preta, canción que, por cierto, comienza con la pista de zombies inspirada y épica, tu reverencia por los héroes de tu raza.
La percusión de cuerdas que dio vida al samba rock
No hay nada más evidente en este disco que el característico sonido de los intensos acordes y latidos de su inconfundible guitarra. De hecho, este sería el último trabajo que Ben Jor conformaría con el sonido acústico de este instrumento, según él “porque nunca pude escucharlo durante los conciertos”. De ahí adoptaría la guitarra amplificada y la guitarra, que quizás lo enviarían a la fase más pop que seguiría más tarde. Además de este rasgo ya reconocido en la música del compositor, el disco también sobresale en los hermosos coros vocales que impregnan varias de sus canciones.
Se puede decir, creo yo, que con este disco Jorge Ben Jor desmitifica el mismo esoterismo que quería cantar. Al reinterpretarlo en letras un tanto sencillas pero en soberbios arreglos y ritmos festivos, la muy brasileña de madre etíope hizo algo que despertó poco interés comercial, como predijo André Midani, el productor que apoyó la decisión del artista, pero que la plantó. de una manera profunda e imperecedera, en la base de nuestra música; y hablando de longevidad, una de las esencias a las que aspiraban los alquimistas a través del llamado elixir de la larga vida, así como la capacidad de transmutar cualquier cosa en oro, en su sentido metafórico, fue lo que Jorge Ben Jor logró darle a este memorable registro de él.