Drama - Rodrigo Amarante
Sin drama entre baladas joviales y lirismo maduro
Por: Ricardo P Nunes
El más reciente disco de Rodrigo Amarante, Drama (Polyvinyl, 2021), tiene algo inusual, en el buen sentido, desde el título, que es el primer tema que lo compone. Pero esta es precisamente una de las marcas con las que el músico carioca siempre brindó por su público, que sin duda estaba esperando a ver qué estaba haciendo después de casi ocho años de su último disco en solitario, Cavalo (Slap, 2013), punto. en la que se dedicó a dirigir cortometrajes y escribir jingles y bandas sonoras, entre otras cosas. Y la afición no dejó de esperar. Su nuevo disco, aunque marcado por la particularidad que más se dedicó a sondear al músico desde el final de la banda Los Hermanos y su asociación en Little Joy, lo experimental y lo performatic, trae renovado lo que más les deleita: lo melódico, y una melódica muy característica.
En su obra en su conjunto, algunos artistas transmiten a su público un sentimiento predominante que quizás se les escapa; Gran parte de la música de Amarante, le guste o no, prefigura algo de nostalgia virtuosa. Su voz ronca y borracha imprime ese sentimiento en su estilo grunge. Después de haber estado ligado de alguna manera al rock pop durante tanto tiempo, una de las tentaciones más asiduas de la crítica es quizás intentar enmarcar a Amarante en algún género musical, y desde el principio siempre ha eludido a todos ellos. El mismo talento que ejerce es por naturaleza refractario a este tipo de dimensiones y restricciones; indie o MPB son solo recortes de una dimensión musical demasiado difusa para contenerlo o colocarlo.
En canciones como Tango, cantadas en inglés, además del título o el ballet que una pareja ya madura realiza en el clip sobre un fondo blanco y brumoso, no hay otro rastro de la música argentina que una cierta y decidida, pero también cálida. , nostalgia; ya el los temas de Maré e Tanto recuperan un poco el ritmo de las bellas baladas que tanto sacudieron a sus entusiastas en sus inicios de carrera y que tanto extrañaron en el disco de Cavalo; La canción Tara, casi barroca por los elementos dispares que reúne, da otra muestra de un tipo de letra muy peculiar que puede prescindir de la melodía, como ya demostró en Evaporar con motivo del disco Little Joy (USA, 2008 ), y donde un compás bossaviano es precedido por la instrumentación metálica de un antiguo vals; el Tao introspectivo es quizás el pico lírico, no solo de este disco, sino de toda la trayectoria del cantante. El disco Drama es una síntesis de la madurez de Rodrigo, en la que logra conciliar su vieja vena por las baladas melódicas con los entresijos de la época que nos hacen cada vez más escépticos y más atentos a lo realmente esencial. Salve Rodrigo Amarante.